3POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS ADOPTADAS PARA LOGRAR LA DESCARBONIZACIÓN DEL TRANSPORTE
Las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antrópico han aumentado desde la era preindustrial (1850), en gran medida como resultado de la quema de combustibles fósiles asociadas al crecimiento económico y demográfico, y actualmente son mayores que nunca. Como consecuencia, se han alcanzado las máximas concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso en los últimos 800.000 años. Los efectos de las emisiones, así como de otros factores antropógenos, se han detectado en todo el sistema climático y ha supuesto un calentamiento global de aproximadamente 1,0 °C con respecto a los niveles preindustriales22. Además, el aumento de la temperatura global de la superficie ha sido mucho más rápido desde 1970 que en cualquier otro periodo de 50 años en los últimos 2.000 años, y las últimas cuatro décadas han sido más cálidas que las precedentes desde 1850. Este aumento de la temperatura es una clara consecuencia del cambio climático a escala global.
El sexto informe de Evaluación del IPCC señala que la temperatura global en superficie seguirá aumentando: en el supuesto de que se duplicasen las emisiones de GEI actuales, se superaría ampliamente un calentamiento global de 2 ºC, pudiendo llegar incluso hasta los 5 ºC; mientras que en los escenarios socioeconómicos de muy bajas emisiones y con cero emisiones netas a partir de 2050, el calentamiento global se situaría en torno a 1,5 ºC. Además, existe una clara diferencia en cuanto a los impactos climáticos y sus consecuencias en la población, los sistemas socioeconómicos y el medio ambiente entre mantener el calentamiento en torno a 1,5 ºC o superar 2 ºC22, donde estos serían mucho más significativos.
Es por ello que resulta fundamental la descarbonización de la economía y la sociedad para mediados de este siglo, donde el transporte juega un papel fundamental. Para afrontar este reto y, de este modo, luchar contra las consecuencias del cambio climático, las instituciones en todos sus niveles (global, europeo y nacional) han ido diseñando estrategias, políticas y normativas para mostrar sus compromisos con este problema global, así como para definir los pasos a seguir para lograr los objetivos definidos.