Movilidad y Transporte en tiempo de COVID19

1 INTRODUCCIÓN

En diciembre de 2019 llegaron las primeras noticias sobre personas infectadas por el virus SARS-CoV-2 en Wuhan (China). En enero de 2020 todas las provincias chinas registraban casos de contagio por esta enfermedad y en febrero ya se había producido la expansión internacional del virus (siendo los primeros países afectados Corea e Italia). La propagación del virus continuó afectando a muchos más países y, finalmente, el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud calificó la situación provocada por el virus como una pandemia internacional.

En el caso del continente europeo, durante el mes de marzo el virus se propagó con bastante intensidad y con un aumento importante del número de contagios y fallecidos y todos los sectores de la sociedad se vieron afectados. Las autoridades de los países europeos comenzaron a adoptar medidas para frenar la expansión de la enfermedad, para paliar sus efectos y para encontrar una solución y, en todos los casos, una de las principales herramientas en la lucha contra el virus era la limitación de la movilidad y la libre circulación de las personas.

El derecho y la posibilidad de moverse son importantes en nuestra sociedad, permiten a los ciudadanos acudir a sus trabajos, ir al médico, viajar a donde deseen, visitar a sus familiares y amigos, comprar comida o cualquier otra actividad que requiera de un desplazamiento por pequeño que sea. El transporte, por su parte, constituye un elemento de cohesión social y territorial, es esencial para la logística de abastecimiento y distribución de las mercancías, y permite el comercio internacional de los bienes producidos en nuestro país. La actividad del transporte es además, en sí misma, relevante en términos económicos, tanto por su incidencia en el resto de actividades económicas como por su propia contribución a la riqueza y empleabilidad del país (representó el 4,42% del PIB a precios constantes en 2019 y generó en torno a 960.000 puestos de trabajo en dicho año).

Sin lugar a duda el transporte y la movilidad son una actividad vital para la sociedad y limitarla ha hecho a los ciudadanos, si cabe, más conscientes de su necesidad de desplazarse. De igual modo, ha puesto de manifiesto el sacrificio que supone renunciar, aunque sea parcialmente, a la libertad de movimiento.

En esta situación, esa pérdida tuvo una contrapartida positiva y la restricción de los movimientos junto con otras actuaciones y recomendaciones, como las realizadas por las autoridades sanitarias, permitieron aplanar la curva de contagios y de fallecidos desde el mes de abril en adelante. En particular, en los siguientes gráficos se observa que tanto el número mensual de casos confirmados como el de fallecidos se redujo notablemente a partir del mes de abril. Sin embargo, con la llegada de la segunda ola, se experimentó un nuevo incremento de contagios y de fallecidos, que desembocó en el establecimiento de nuevas medidas de restricción de la movilidad al objeto de tratar de contener la propagación del virus. En los siguientes gráficos pueden observarse las consideraciones previamente mencionadas.

 

Gráfico 1. Evolución del número acumulado de casos confirmados y de fallecidos por COVID-19 en distintos países y número mensual de casos confirmados y fallecidos por COVID-19 en España. Diciembre 2019 – noviembre 2020


ráfico 1. Evolución del número acumulado decasos confirmados y de fallecidos por COVID-19 en distintos países y númeromensual de casos confirmados y fallecidos por COVID-19 en España. Diciembre2019 – noviembre 2020. La explicación del gráfico se detalla a continuación de la imagen.


Fuente: elaboración propia del OTLE con datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de la Unión Europea

La imagen anterior muestra dos gráficos. El primero muestra la evolución del número mensual y número acumulado de casos confirmados COVID-19 en distintos países y en España y, el segundo, muestra la evolución del número mensual y número acumulado de fallecidos por COVID-19 en distintos países y en España.

Adicionalmente, la gestión de la pandemia ha supuesto la adopción de medidas encaminadas a garantizar el bienestar de las personas en unas circunstancias tan especiales y el transporte ha sido una pieza estratégica en ese objetivo. Se ha puesto de relieve que una situación de emergencia sanitaria puede poner en riesgo el suministro de bienes y servicios a la población, por lo que el papel de la logística y la distribución de mercancías cobran especial importancia. Cuestiones como el abastecimiento de productos de primera necesidad (alimentación, medicamentos, productos de higiene, etc.) y de material sanitario (mascarillas, guantes, gases medicinales, etc.) son sólo algunos ejemplos que muestran la importancia que cobra la logística y el transporte de mercancías, tanto nacional como internacional, ante esta coyuntura.

En los meses más duros de la pandemia también fue necesario dar continuidad a la movilidad para todas aquellas personas que debían continuar trabajando, manteniendo el servicio prestado por el transporte público colectivo y garantizando la operatividad del transporte para que siguiera desempeñando su papel en la cadena de valor.

De igual modo, hubo que garantizar el retorno de los ciudadanos que se encontraban fuera de su lugar de residencia (en ocasiones incluso desde otros países) al inicio de la pandemia, por lo que el transporte, a pesar de las limitaciones impuestas, pudo continuar prestando un servicio de gran interés social.

Estos ejemplos y muchos otros evidencian los diferentes enfoques que han tenido las decisiones y las actuaciones realizadas, que no solo fueron medidas de restricción, sino también de garantía y refuerzo. De la misma manera, no solo se trataba de buscar una adaptación a la situación, sino la superación de las dificultades y la implantación de soluciones que permitieran la movilidad y el transporte de forma segura.

Tras la contención de la primera ola de la pandemia, gran parte de los países de la esfera europea fueron progresivamente disminuyendo las restricciones impuestas, a través de diversos planes y medidas orientadas a la reactivación y normalización de la economía. Sin embargo, la ausencia de una vacuna o tratamiento efectivo contra el virus ha hecho necesario que se sigan manteniendo vigentes determinadas medidas de seguridad (distanciamiento social, usos de mascarilla en los casos establecidos, etc.) para tratar de minimizar los riesgos de contagio y conseguir un equilibrio entre la recuperación de la actividad económica y la protección de la salud.

La finalización del periodo estival dio paso al inicio de la segunda ola y puso de manifiesto la necesidad de volver a adoptar medidas más eficaces, entre las que se encontraba sobre la mesa, como medida potencial, la restricción de la movilidad. El transporte y la movilidad siguen siendo en esta ocasión unos de los sectores más afectados por la crisis del COVID-19 pero, tras la experiencia adquirida y las lecciones aprendidas, hay una diferencia importante respecto a la primera ola que, en el caso de la movilidad, ha consistido en limitaciones más discrecionales con el objetivo de compatibilizar los niveles de movilidad con el mantenimiento de un determinado nivel de actividad económica.

Desde marzo, la gestión de la pandemia, las medidas de lucha contra ella y la propia adaptación de la sociedad a la nueva situación, han tenido una incidencia importante en la movilidad. El objeto del presente informe es analizar cómo se ha visto afectada la movilidad y el transporte en España como consecuencia de la pandemia, señalando también las principales medidas que han tenido que ir adoptándose en el marco del transporte para adaptarse a la situación. Además, el impacto de esta pandemia puede estar produciendo ciertos cambios y transformaciones en los patrones de movilidad a los que debe prestarse atención, pues algunos podrían llegar a consolidarse en el futuro. Por tanto, en esta edición del OTLE se ha decidido abordar este análisis de gran relevancia en el contexto actual, para lo que se ha estructurado el informe de la siguiente manera:

·         El capítulo 2 realiza un repaso sobre las diferentes medidas de restricción de la movilidad decretadas en distintos países del ámbito europeo para, posteriormente, poner el foco en España y desgranar de forma resumida las principales medidas implementadas.

·         El capítulo 3 analiza cómo han impactado las medidas adoptadas y la pandemia en general a la movilidad. Para ello, se realiza en primer término un análisis en profundidad de la movilidad general y luego se particulariza por modos (carretera, ferrocarril, aéreo y marítimo), segmentos (viajeros y mercancías) y ámbitos (nacional e internacional) siempre que sea posible.

·         El capítulo 4 profundiza sobre cómo se ha gestionado la movilidad en España. Se desgranan las diferentes actuaciones, mecanismos y recomendaciones que se han implementado para garantizar y controlar la movilidad en condiciones de seguridad sanitaria, así como las dirigidas a la recuperación del sector.

·         Finalmente, el capítulo 5 incluye una serie de reflexiones a futuro relacionadas con la incidencia de la pandemia en la movilidad y los cambios y transformaciones que como consecuencia de la misma pueden producirse en el futuro.

Cabe destacar que, como viene siendo costumbre en los distintos informes monográficos elaborados en el OTLE, el objetivo de este informe no consiste en plantear una descripción técnica detallada de los distintos temas propuestos. El propósito principal es poder ofrecer al lector una visión general del impacto que ha tenido y está teniendo el COVID-19 en la movilidad y en el sector del transporte, así como los posibles cambios y transformaciones que como consecuencia de la pandemia pueden producirse en el futuro.